Newsletter Abril 2024

Cambiamos de piel, cambiamos de opinión. Cada cierto tiempo necesitamos alejarnos del mundo, nos transformamos y siempre queremos volar. Somos mujeres, somos Metamorphosis.

Amigas y Rivales: lo que no nos destruye, nos hace más fuertes.

Con la Tere somos amantes del tenis y nos encontramos regularmente para disputar partidos, que para nosotras representan bastante más que un intercambio de pelotas. Es nuestro momento de desconexión, una pausa en nuestras vidas cotidianas, marcadas por obligaciones laborales y familiares. Pero en la cancha, somos rivales, y cada encuentro es un desafío que nos tomamos muy en serio. Ambas competitivas hasta la médula y en la cancha nos miramos con ojos diferentes.

Nuestra historia es la de una amistad que encontró su mejor expresión en la competencia amistosa. Durante la pandemia, tiempo que tuvimos el privilegio de compartir juntas, decidimos incursionar en este deporte. Fuimos agarrando gusto y técnica, hasta convertirnos en jugadoras de aptitudes bastante parejas. Cada día entrenamos con paciencia y nos apoyamos, viendo como la otra iba mejorando.

Cada partido es una mezcla de risas, estrategia y esfuerzo físico. No jugamos para campeonatos o reconocimientos, jugamos para superarnos a nosotras mismas y, de alguna manera, para superar a la otra. Aunque ninguna de las dos se detendría ante nada para ganar el punto, siempre hay un alto sentido de fair play que prevalece sobre cualquier deseo de victoria.

Mientras que nuestros partidos de tenis están llenos de una sana competitividad, nuestros proyectos conjuntos muestran una sinergia muy armoniosa. Yo escribo artículos que capturan la esencia de destinos exóticos, narrando desde las emociones que suscitan los paisajes hasta los sabores locales y la Tere acompaña cada pieza con fotografías que van ilustrando mis palabras, ampliando la narrativa, y añadiendo una dimensión visual que enriquece cada historia.

Nuestra relación ilustra esa capacidad tan humana de ser simultáneamente competitivos y complementarios. En la cancha, cada una busca ser mejor que la otra y fuera de ella, nos apoyamos, cada una aportando lo mejor de sí misma para el beneficio de nuestros proyectos. Esta dualidad refleja el hecho de que la verdadera amistad puede prosperar incluso en el terreno de la competencia, y que es posible, en el corazón de esa tensión, encontrar un equilibrio que enriquezca cada aspecto de nuestras vidas.

Así, en una cancha de tenis, nosotras continuamos nuestro juego semanal, cada partido una pequeña historia de amistad y rivalidad, un recordatorio de que incluso en nuestros hobbies podemos encontrar lecciones sobre la complejidad y la belleza de las relaciones humanas.