Newsletter Julio 2024

El arte de cambiarte y amarte

Desde que tengo memoria, el arte ha estado presente en mi vida. Cuando era chica, siempre dibujé, pinté, jugué con plastilina y, a los 9 años, tomé clases de cerámica gres con mi mamá durante un año, y esa experiencia me cambió la vida.

Durante toda mi infancia en casa, siempre se escuchó música, sobre todo clásica, jazz y rock, porque mi papá es fanático y coleccionista de vinilos. Y a pesar de que nunca fui muy buena para leer, siempre fui muy curiosa y podía pasar horas hojeando la colección de libros de mi papá.

En el colegio, a medida que fui creciendo, no me sentía para nada identificada con las materias tradicionales; la matemática no era lo mío, en los idiomas siempre mezclaba la gramática, tenía muchas faltas de ortografía y me ponía nerviosa cuando me tocaba hablar en voz alta.

Lo bueno era que tenía 6 horas de arte a la semana, y esas eran las mejores clases. Me lo pasaba bien, me reía, era buena y, de hecho, destacaba. En mi graduación, me premiaron como artista de la generación.

Antes de entrar a estudiar, es muy típica la pregunta: ¿qué vas a estudiar? Y yo siempre supe que era artes visuales, aunque de chica también quise salvar animales en algún refugio. Tal vez en un futuro lo termine haciendo, quién sabe.

Mi mamá y mi papá siempre me apoyaron en la decisión de estudiar artes. Hasta el día de hoy, ellos están muy presentes en mis exposiciones, festivales y visitando el taller.

Durante la universidad, tomé la mención de pintura, la cual fue una exploración de técnicas y materiales. Disfruté bastante mis años estudiando, conocí gente muy bacán, tuve buenos profesores, sentía que pertenecía a un lugar donde podía destacar y trabajar en algo que me gustaba. La pintura fue mi principal fuerte, mi mención, de hecho. Siempre inspirada en la naturaleza, la observaba mucho: sus colores, texturas y composiciones. El arte es para mí una forma de manifestación, mi forma de darle protagonismo a ella y de que tomemos conciencia sobre el cambio climático.

Siempre me quedé con el bichito de querer volver a la cerámica, así que luego de mi titulación, tomé un diploma de escultura en cerámica, y volví a conectar con ella, con mi lado escultórico. El poder explorar distintas técnicas de modelado, distintas arcillas y plasmar en ellas lo que tengo en mente me encantó.

Durante 3 años, estuve creando piezas utilitarias y algunas esculturas con una socia. A comienzos del 2022, tomé la decisión de seguir sola, de poder explorar mi lado creativo sin límites, sin tener que preguntarle a otra persona si le gustaba o no. Fue un momento liberador, de quiebre igual, pero un renacer hermoso. Comenzar casi de cero y crear un nuevo nombre. Ahí es cuando nació Atelier Anja Struck, arte y cerámica hecha a mano.

Luego me fui unas semanas de viaje y volví con más energías que nunca. Me impulsaron a dar clases, algo que me aterraba. El hablar con personas que al comienzo uno no conoce y enseñarles mi oficio, algo que antes siempre me negué rotundamente a hacer. Comencé dando clases a 2 alumnas una vez a la semana, luego 4 alumnas en 2 horarios distintos. Y hoy, luego de casi 2 años, tengo entre 25-30 alumnos al mes, lo cual nunca se me cruzó por la mente al comenzar este proyecto.

Veo lo que he logrado y dónde estoy ahora, y me emociono. Estoy muy feliz con mi trabajo; logré vivir de mi hobby. Mis días son muy entretenidos y dinámicos. Si no estoy en el taller, estoy en mi huerta o viendo mis suculentas, que también son mi pasión. En resumen, ando siempre con las manos metidas en la tierra, jajaja.

Disfruto mucho dar clases y enseñar el hermoso oficio de la cerámica, y también he aprendido mucho de ella. He aprendido que hay que tomarse la vida con más calma, disfrutar de la simpleza y vivir el presente. Es por eso que a mis alumnos siempre les digo: "Ojalá la vida fuese más como la cerámica. Si algo no te gusta, se desarma y se vuelve a hacer.

 

Conecta con la energía universal… y la magia ocurrirá.

Daniela Morel, cofundadora Casa Siete

“Ha llegado el momento de volver a ti. De conectar con tu verdadero ser. Fluir con la existencia y vibrar más alto. El Ser es amor. El Ser es quietud. El Ser es armonía. El Ser es UNO.” Libro La Revolución del Bienestar

Conectar con la energía universal significa sentirnos parte de algo superior. Sólo existe energía vibrando en un espacio infinito. Sentirnos conectados significa dejar a un lado nuestra individualidad y comprender que no somos seres separados del resto. Estamos conectados con las personas que nos rodean, con la sociedad, con la naturaleza, con el resto del universo… de una manera a ratos sutil, a ratos evidente.

Según el estudio Bienestar Hoy 2023, en Chile un 88% declara sentirse conectada a una energía superior. Un 42% desde la religión y un 46% desde el concepto de “energía superior” pero sin aferrarse a una religión particular. Solamente un 12% cree que no existe nada más allá del mundo físico, mientras que la gran mayoría percibe la existencia de esta dimensión sutil y espiritual de una u otra manera…

Hacernos conscientes de que no estamos solos, que estamos siendo sostenidos constantemente, acompañados y guiados por una inteligencia superior es un camino mágico.

“Solo hay dos formas de vivir tu vida. Una es como si no existieran los milagros y la otra es como si todo fuera un milagro”. Albert Einstein.

¿Qué podemos esperar cuando decidimos finalmente hacer consciente la dimensión espiritual, confiando y entregándonos a la energía universal?

Muchas personas han declarado que “la magia comienza a aparecer”. Lo hemos visto desde la propia experiencia y en conversaciones en talleres con otras personas. Hay un factor común. Y es que cosas inesperadas comienzan a ocurrir. ¿A qué nos referimos?

Sincronías: Puede ser que comiences a encontrarte “justo” con cierta persona en el momento indicado. O “justo” recibes una llamada de alguien en quien habías estado pensando el día anterior. Necesitas cierta cantidad de dinero y “justo” recibes ese monto en tu cuenta corriente.
Números mágicos: Quizás veas el número 11:11 por todas partes. O repetidamente te aparezcan números espejos. 33.33, 22.22, etc.
Mariposas, pájaros: Repentinamente comienzas a ver mariposas de manera mucho más frecuentes. Incluso puede ocurrir que una mariposa entre a tu casa en un momento de conexión especial. O estás contemplando la naturaleza por tu ventana y aparece un coliflor.
Sueños: Puede ocurrir que tus sueños comiencen a ser más vívidos, incluso que comiences a tener sueños lúcidos. O que recibas mensajes especiales a través de los sueños.
Este tipo de eventos aparecerán en mayor frecuencia en cuanto más atención les prestemos. Según Carl Jung. “los períodos de transición o transformación de los seres humanos – como muertes, cambios de trabajo, divorcios- son más propensos a la ocurrencia de sincronicidades”. Ya sea porque estamos en un mayor estado de alerta o bien más abiertos a recibir cualquier tipo de ayuda.

Probablemente has experimentado alguna de estas sincronías en tu vida. Muchas veces las pasamos por alto. Vivimos tan acelerados que muchas veces nisiquiera somos capaces de darnos cuenta de toda la magia que está ocurriendo alrededor nuestro.

No es necesario que esperes un “gran evento místico”. Te invitamos a que partas por atesorar los pequeños momentos, esas sorpresas cotidianas, y reconocer la magia que hay detrás. No le pongas demasiada cabeza, simplemente siéntelo. Presta atención y observa lo que ocurre. Nada es al azar, todo está ocurriendo para que puedas sentirte más acompañado, más feliz y conectado con el TODO.

Guía de self-care para conectar con la energía universal

  • Pasar tiempo en contacto con la naturaleza
  • Conectar con las fases lunares
  • Pasar tiempo en silencio observando lo que ocurre a mi alrededor sin juicios
  • Llevar un diario de registro de las sincronías de la vida diaria
  • Recitar mantras de manera periódica
  • Utilizar herramientas como el tarot y los oráculos
  • Agradecer por las sincronías que ocurren en mi vida
  • Intentar andar más despacio y sentir el tiempo de manera diferente
  • Compartir con otros las señales del universo
  • Meditar en silencio

Explorando el mundo en familia.

Viajar en familia siempre trae consigo una mezcla de emociones, desde la felicidad plena y la excitación, hasta la ansiedad e incertidumbre de no saber si tenemos todo organizado y cubierto. Como viajeras, siempre hemos querido inculcar en nuestros hijos un profundo amor y respeto por la naturaleza. Desde pequeñas caminatas en parques locales hasta aventuras en destinos exóticos, buscamos mostrarles la belleza y la importancia de preservar nuestro entorno. Además, fomentamos en ellos el sentido de aventura, la emoción de descubrir lugares nuevos y la capacidad de maravillarse ante cada paisaje y cultura diferente.


En nuestra planificación, tratamos de cubrir todas las variables posibles para garantizar su seguridad y comodidad. Desde elegir el alojamiento adecuado hasta planificar las comidas y actividades, esforzándonos por crear un ambiente donde se sientan seguros. Sin embargo, también comprendemos la importancia de perder el miedo y soltar el control en ciertos momentos. Viajar no siempre sale según lo planeado, y esas experiencias imprevistas son valiosas lecciones de vida para nuestros hijos. Les enseñamos a adaptarse a lo inesperado, a encontrar soluciones creativas y a mantener una actitud positiva ante los desafíos.

A través de estos viajes, también buscamos inculcar en nuestros hijos el agradecimiento. Agradecer cada amanecer en un lugar nuevo, cada experiencia vivida, cada conversación y cada lección aprendida, se ha convertido en una práctica consciente en nuestros viajes. Les mostramos cómo cada vivencia, ya sea buena o desafiante, contribuye a su crecimiento personal y enriquece su perspectiva del mundo. Al final, estos viajes nos conectan con la naturaleza y la aventura, pero también nos unen como familia, creando recuerdos y valores que perdurarán toda la vida.

Cuando hemos tenido el privilegio de visitar lugares exóticos y distantes como Hawái o la Patagonia, la aventura se magnifica, pero también lo hacen los desafíos. Planificar un viaje a lugares remotos, requiere de una logística cuidadosa, especialmente si se viaja con niños. Uno de las principales pruebas a sortear es el transporte. Los vuelos largos pueden ser agotadores para los más chicos, y es vital planificar escalas y tiempos de descanso adecuados. Aterrizar en un lugar nuevo después de un largo vuelo puede resultar algo abrumador, por lo que es útil tener un plan claro desde el aeropuerto hasta el alojamiento.

El alojamiento también es un aspecto crucial a considerar. Encontrar lugares que sean amigables para los niños y que ofrezcan comodidades como cunas, sillas altas y espacios para jugar, puede marcar una gran diferencia.

La comida es otro desafío importante. Los niños pueden ser algo irritables en este aspecto, y encontrar opciones que les agraden, en un país extranjero puede ser un desafío. Es útil investigar previamente sobre los tipos de alimentos disponibles y considerar llevar algunos snacks familiares favoritos para emergencias.

A pesar de los desafíos, los beneficios de viajar en familia son inmensos. Estos viajes ofrecen una oportunidad para que los niños experimenten nuevas culturas y paisajes, expandiendo su comprensión y visión del mundo. También se fortalecen los lazos familiares. Compartir experiencias nuevas y enfrentar aventuras juntos, fomenta el trabajo en equipo y la comunicación. Los niños aprenden a adaptarse a nuevas situaciones y desarrollan habilidades de resolución de problemas.